La mejor definición para éste "sería la de que se trata del teatro de las clases oprimidas y para los oprimidos, para desarrollar una lucha contra estructuras opresoras". El Teatro del Oprimido recibe influencia del Teatro Épico de Bertolt Brecht y de la Pedagogía del Oprimido de Paulo Freire. Las técnicas son las que comprenden unos juegos y dinámicas múltiples que se describen en su libro "Juegos para actores y no actores" para posteriormente analizar las opresiones y relaciones de poder y así poder combatirlas.
En el Teatro del Oprimido encontramos muchas líneas de trabajo como son el Teatro Periodístico, el Teatro Legislativo, el Teatro invisible, el Arco Iris del Deseo, el Teatro Imagen, el Teatro Foro. Ésta última es la más conocida de todas y todas tienen por objeto transformar al espectador en protagonista de la acción dramática y, "a través de esta transformación, ayudar al espectador a preparar acciones reales que le conduzcan a la propia liberación". Por ello recibe el nombre de espect-actor. La Estética del Oprimido fue la última línea de investigación teatral desarrollada por Augusto Boal antes de su muerte. Todas las formas teatrales están plasmadas en su amplia bibliografía.
Tuvimos la suerte de compartir con la clase unas experiencias de este tipo de teatro, dirigidas por el profesor Carles Monclús.
Comenzamos con una primera actividad con el objetivo de ser una primera toma de contacto. Consistía en ponernos en círculo, cogidos de las manos, mientras una persona se colocaba en medio del círculo. Las personas que forman el círculo se aprietan las manos, pudiendo variar “la corriente” de dirección, derecha o izquierda. La persona que esté en el centro tiene que adivinar por donde va la corriente.
Continuamos con otra actividad en la que seguíamos en círculo, pero esta vez sin tocarnos. Cada uno de nosotros tenía que decir su nombre y algo que le gustase hacer acompañado de un gesto. Luego teníamos que recordar todos los nombres con los respectivos gustos y gestos.
A continuación hicimos un conjunto de actividades de sensibilización. Primero, teníamos que andar por el aula haciendo caso a las indicaciones del profesor. En segundo lugar, en pareja, jugábamos a ser cámara y fotógrafo, haciendo tres fotografías por cada miembro de la pareja. Tras ese juego nos dividíamos en dos grupos, las cámaras y los fotógrafos y elegíamos un concepto que representase la mejor de las fotografías y la representábamos con nuestros cuerpos.
La última actividad se sensibilización era la del espejo. Por parejas, nos colocábamos uno enfrente del otro e imitábamos los gestos del que teníamos enfrente, alternando turnos.
A continuación, nos colocamos otra vez en círculo. Una persona tenía que indicar un concepto o sentimiento, salir al medio del círculo y representarlo. Luego, cada persona que saliese al centro tenía que hacer lo mismo, representar ese concepto o sentimiento adaptándose a la figura que había iniciado la primera persona en salir, con la condición de mantener contacto físico entre todos los creadores de la figura.
Casi finalizando, por grupos, debíamos pensar una situación en la que alguien hiciese de oprimido y de opresor. Se llevaba a cabo la representación de la misma, con el objetivo de que el resto de grupos la adivinasen. Cada miembro de la representación debía explicar cómo se sentía en aquella situación, mientras que el resto de observadores de la escena, debían pensar, decir e interpretar qué y cómo cambiarían la situación para que dejase de catalogarse como situación de opresión.




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