El otro día hicimos una visita a QuartJove, en Cuart de Poblet, y hubieron dos aspectos en concreto que nos acompañaron a lo largo de la mañana de parte de las personas que nos atendieron en el lugar: "convencer" y "dejar hacer".
Jesús, una de las personas que nos recibieron, repitió varias veces durante la visita esa idea de convencer, y decía que allí realmente lo que hacen es convencer a los jóvenes para que ellos organicen actividades, gestionen los recursos, establezcan relaciones con las entidades que precisen, etc., pero en cualquier caso, lo que hacen en QuartJove es convencer, decía Jesús. Esta idea nos resulto a nosotros de interés, ya que si nos detenemos a pensar a cerca de este concepto en realidad es lo que todos hacemos siempre, y en mayor medida desde la perspectiva de la educación. En educación, quien enseña realmente está convenciendo a otros (sus ¿"educandos"?) de una determinada realidad, es más...
"Mi verdad es
la verdad de todos. Aceptarla equivale para mí a querer propagarla, porque
aceptarla es reconocerle un valor que trasciende de mí. Una verdad que apenas
reconocida como tal no se quiera y no se sienta poder persuadir de ella a los demás,
no es una verdad todavía. Nosotros no amamos la verdad solo porque la hemos
conquistado, sino porque sentimos que debemos conquistarla, y porque sin ella
nos parece que la vida no está completa; si debemos conquistarla, es igualmente
inaceptable verla desconocida, y sentimos la obligación de promoverla y
defenderla […]: Ser hombre [o mujer; hay que recordar que Lombardo-Radice es de finales del s. XIX y principios del s. XX] es, pues,
educarse, pero es también educar" (Lombardo-Radice, G., (1965). Líneas generales de filosofía de la educación. Losada, Buenos Aires).
De este modo, la verdad es una cuestión subjetiva y multidimensional, y en este sentido vemos cómo la verdad de cada cual sugiere unas líneas de transfusión de conocimiento y discusión. En el caso de QuartJove es evidente que ese "convencer" no constituye un "mal manipula" sino un "manipular para el desarrollo de la propia acción", que una vez desarrollada ya es propia de aquellos (los jóvenes) que la han desempeñado, pensado y repensado, llevado a cabo, y por ende son estos jóvenes implicados en un acto determinado ("acción sociocultural y educativa") quienes, una vez - en palabras de Lombardo-Radice - están en posesión de la verdad, deberán persuadir a otros a fin de fomentar y promocionar esa verdad en constante construcción y modificación. Así, enlazamos con la otra idea que nos llamó la atención respecto a la visita de aquel miércoles, esto es, "dejar hacer" (o facilitar para..., como íbamos comentando, a fin de promover un conocimiento subjetivo y cambiante, en propiedad de todos y de nadie).
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